15 abr 2014

Poesía Maldita


“Arthur Rimbaud pasa una temporada en el Infierno, Baudelaire riega sus flores malignas y Wilde canturrea una balada en  la cárcel de Reading.” Así rezaba el informe de aquel ser extraterrestre a sus superiores. Tenía la misión de vigilar a las mentes más geniales de la Tierra para determinar si consistían o no una amenaza a nivel intergaláctico. Tras concluir que no había de qué preocuparse, el investigador montó en su nave espacial, activó la tecla de la velocidad de la luz y se puso rumbo a su planeta. Allí, por el contrario, el informe fue recibido con gran alarma. Degradado y cabizbajo, el investigador nunca comprendió la inquietud de sus sabios superiores. Apenas unos tres siglos después, la civilización era pulverizada por naves invasoras procedentes de la Tierra. 

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