El robo
de fuegos artificiales en las parrandas es una constante que de un año a otro
va in crescendo, de nada vale la indignación de los amantes de Remedios. Esos
nuevos corsarios y piratas, que armados con todo tipo de filos y contundencias
asaltan nuestra villa en busca del preciado producto, no entienden de reglas de
urbanidad. Lo demostraron una vez más este 24 de diciembre, cuando a sangre y
fuego lograron detener la celebración de las fiestas, ocupando una de las áreas
dedicadas al disparo de voladores y morteros. Sólo se hizo posible la
persuasión a través de la fuerza y mediante una mayor presencia de guardias
especiales. No obstante, la venta ilegal de explosivos prosiguió a lo largo de
la noche, lo cual provocó una sustancial degradación de las entradas.
Ya es
penoso que personas de otras partes de Cuba y el mundo tengan que ver un
espectáculo tan lamentable, más aún este año, cuando se hallaban en Remedios
los miembros de la
Comisión Nacional de Patrimonio, evaluando la calidad de los festejos. Las parrandas como
celebración nacional, necesitan de una fuerza de seguridad mucho mayor y más
efectiva. No basta con cercar las áreas, si se permite que los mismos
artilleros entren en componendas con los piratas y corsarios. Falta además el
control sobre las salidas de la ciudad, para fiscalizar la extracción del
producto explosivo contrabandeado. Este
año el sistema de seguridad no estuvo a la altura de las circunstancias y ello
empañó la calidad de las fiestas. Así de simple.
Tomen
nota de ello las autoridades municipales, así como los órganos del orden
público. Pues alguna solución debe buscársele a un dilema que lleva varios años
aquejando a las parrandas remedianas. De nada vale justificarse detrás de
razones absurdas, como el decir que las fiestas son demasiado concurridas y por
tanto de nada vale el esfuerzo de las fuerzas de seguridad. En el caso muy
extremo de que así fuera, siempre se puede cercar la plaza y fiscalizar la
identidad de quienes acceden a la misma, pero lo que sí no puede proseguir es
la violencia vulgar que ofende la decencia de los verdaderos parranderos de
Remedios.
Por el
momento, les propongo las siguientes medidas, las cuales han surgido de mi
contacto con el pueblo en estos días de jolgorio y preocupación por la salud de
la tradición mayor de esta villa.
-En
primer lugar aumentar la presencia policial y de tropas especiales en las áreas
de disparo de explosivos.
-Establecer
puestos de vigilancia en las principales entradas de la ciudad, para frenar la
fuga de los corsarios y piratas.
-Coordinar
previamente con el grupo de artilleros de cada barrio, para delimitar las áreas
de disparo.
-Tomar
medidas severas con quienes sean detenidos en el delito del contrabando de
explosivos.
-Las
parrandas no deben detenerse bajo ninguna circunstancia, por tanto si se da el
caso de un grupo de corsarios que quieran ofrecer resistencia violenta, las
brigadas de respuesta deben actuar rápidamente y con contundencia.
Hay
muchas otras medidas, por ahora esas son las que recojo entre quienes se
preocupan por el espectáculo del pasado 24 de diciembre, cuando una de las
mejores parrandas de la historia se convirtió en un episodio lamentable de
contrabando y violencia. Tanto las autoridades del orden como el gobierno
municipal ya las conoce, pero aún no encuentran la fórmula que destierre para
siempre el contrabando de explosivos. Por el momento la felicitación al pueblo
de Remedios y a los dos barrios, por darnos un excelente espectáculo, no obstante
la presencia de esos seres inescrupulosos que como modernos piratas y corsarios
llegan en sus almendrones norteamericanos de los años 50, armados de cuanto
objeto cortante y contundente exista, en busca del preciado producto explosivo.
El articulo sobre exigir a las autoridades que den uso de sus funciones respecto al orden para proteger a los barrios me gusta mucho, solo q el final no lo entiendo cuando generalmente los que van a las parrandas desde el exterior lo q hacen ees brindarle mas beneficio a la tradicion (exepto algunos q no les importa).
ResponderEliminarEs que generalmente quienes vienen a Remedios a robar voladores son personas de otras provincias, que incluso se convoyan para tal fin. A eso me refiero. Un abrazo.
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