Y luego
de tanta poesía y narrativa vuelvo a la carga con un fárrago de cosas por decir
sobre mi realidad inmediata. Les debo varias crónicas y en definitiva soy
periodista, lo de literato es sólo para pasar el tiempo y divertirme. Veamos,
la última vez que me atreví a tratar temas de actualidad fue para reírme de la
parafernalia de Obama y su toma de posesión, enseguida aparecieron una sarta de
facinerosos derechistas pidiendo mis testículos en un plato con salsa china.
Mucho
llovió desde entonces, y ya Telesur se ha vuelto habitual en mi vida, sobre
todo en las noches con ese programa Dossier, que considero una verdadera
universidad del pensamiento político. Diferencias aparte (pues a veces no estoy
de acuerdo con Wálter Martínez, eso del parchecito me parece muy demodés); el
espacio es una ventana al mundo y a través de dichos “acontecimientos en pleno
desarrollo” pudimos enterarnos de primera limpia sobre los sucesos de la crisis
en Corea del Norte. Incluso, de las posiciones que esta vez sí asumieron
potencias como Rusia y China, ante la inminencia de un primer golpe nuclear por
parte de sus aliados comunistas de la península dividida.
Todo lo
contrario hubiese ocurrido si aún estuviéramos sujetos al monopolio de la información
del noticiero nacional de televisión y demás repetidoras radiales o impresas.
Allí, como dijera mi papá siempre tan sabio, sólo te dicen tres cosas sobre el
mundo: “España está en crisis, a Siria le están mandando gente para allá con
armas y Corea mantiene su posición de firmeza y defensa de la soberanía”. Y
punto. Hay que conformarse con esos cintillos. Lo demás debes suponerlo o
inferirlo entre líneas, y así caemos en simplificaciones y criterios absurdos
que bien poco sirven para el desarrollo de una conciencia política propia.
Y a eso
creo que debemos aspirar, a la autonomía plena del hombre, tanto física como
mental. A la liberación de toda atadura, pues como leí hace poco, la Revolución o será por
la manifestación a ultranza de todos los derechos universales o no será. Sin
embargo, veo pasos de avance y creo que en el futuro el empuje de las fuerzas
productivas en franca transformación, harán que el aparato estatal y su fachada
(la prensa) muevan el dominó y este no sea “tan previamente hablado”.
Nada
hay más contrarrevolucionario que la inmovilidad, que el asumir órdenes de
forma irrefutable. Un país no se gobierna como un campamento, dijo una vez
Martí. Y ahora con el proceso de institucionalización y el ascenso de las
generaciones más jóvenes, nacidas dentro del sistema, creo en la apertura y en
la consecución de una democracia más tolerante y auténtica. Leyes que
transformar hay muchas, disposiciones y decretos que de forma inconsulta se
impusieron, deberán ir a discusión en un parlamento crítico y con personalidad
política.
No sé
qué piensan ustedes, pero para mí el Socialismo del siglo XXI (que lleva en su
nombre la crítica implícita a los procesos del mismo corte de la pasada
centuria); ha contribuido tremendamente a variar el curso de las cosas en Cuba.
Ha sido demasiado y beneficioso el discurso de Chávez, de Lula, de Cristina, de
Evo, de Correa y su filosofía del Buen Vivir.
Todo ello generó un peso ideológico que fue a dar a las espaldas de los
ineficientes de nuestro sistema, pues se demostró que socialismo es progreso,
vida, apertura, democracia; y no la idea falsa de sacrificio, sudor, lágrimas,
frustración y rigidez que durante años se nos transmitió. Tales criterios
políticos tienen a mi juicio que ver más con un estado de provisionalidad, de
sitio, que con un proyecto auténtico.
La idea
que nuestros jóvenes tienen hasta el momento del sistema social más justo sobre
la faz de la tierra, es de atraso y los
apagones, de fogón de leña y de libreta de racionamiento. Pero esa visión,
nacida de la provisionalidad y devenida en permanente, deberá cesar. Estuvo
bien en momentos duros (y con esto no quiero decir que estemos en tiempos de
mangos bajitos), pero filosofía de guerra al fin genera un estado de desgaste y
dejadez y resulta inevitable su efecto boomerang.
¿Cómo
lograr el socialismo democrático? ¿Qué caminos deberá tomar Cuba para alcanzar
la soberanía plena del individuo? Las respuestas están una vez más en el pueblo
y su vanguardia política. Nuestra labor como prensa será siempre el compromiso
con dicha apertura y con todo proyecto inclusivo que devenga en beneficios
espirituales y materiales. Las intenciones de la izquierda siguen siendo más
diáfanas y respetuosas de la democracia que su contraparte la derecha. Se
demostró en Venezuela y en la
América Latina toda, unificada ahora bajo un proyecto de
respeto mutuo como la CELAC ,
donde conviven capitalismo y socialismo, gracias a la iniciativa inteligente y
diplomática de este último.
¿Mi
apuesta? Siempre será por el socialismo por supuesto y por la conquista de toda
la justicia, tanto social como ciudadana. Como buenos martianos y
revolucionarios, cuanto haremos estará en función de ello. El Socialismo del
siglo XXI goza de una rica provisionalidad, muy distinta a la nuestra, él sí es
un proceso en construcción abierto y dialéctico a toda influencia positiva.
Todo lo contrario de los defectos que hoy nos aquejan a los cubanos, que de
medidas emergentes, devinieron en “dominó hablao” y política cotidiana ¡Ah, y
de pronto este post se transformó en un artículo, cuando quise regalarles una
crónica! ¿Magia, brujería, santerismo periodístico? Vaya usted a saber qué
derroteros espirituales nos dictan estas musas del internet. La prometida
crónica de todas maneras va.
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